De EnciclopAtys
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«La Curación del Emperador» es un extracto del diario de Epus, 3.º CA 2555. {{quotation|| Una lágrima. Una lágrima de felicidad.
La gota de agua salada rodó lentamente por la mejilla bronceada de Lykos, ajena a la emoción que mostraba a la vista de todos.
El sharümal se retiró discretamente a las sombras de la habitación para borrar la marca de su turbio, y yo fingí no haberlo notado.
¡Cómo había cambiado el hijo del Emperador en tan solo unos meses! El joven homín, tan completamente sometido ante su carismático padre, había emprendido el vuelo, obligado a desplegar sus alas y liderar el Imperio en medio de la agitación, asumiendo la Regencia... Ciertamente, aún era joven e inexperto, pero aun así había demostrado a todos que era digno de esta responsabilidad.
Algún día, Lykos será nuestro Emperador. Y sin duda será un buen Emperador. Pero hoy no...
Mi mirada se posó en la enorme pero magnífica espada imperial. El símbolo del poder. El temblor de mis labios casi delataba mi emoción al observar cómo la punta de esa espada trazaba lentamente un círculo a la altura de un ojo humano, sostenida por una mano aún algo débil, pero perfectamente controlada. ¡La mano del Emperador Dexton!
Todo parecía tan irreal... Y, sin embargo, era él, el gran, el único e inigualable Dexton, mi Emperador, de pie ante mí, firmemente plantado, con la mirada animada por una determinación inquebrantable.
Su larga enfermedad, su lento y fatal declive, todo esto era ahora solo un recuerdo... Solo una relativa delgadez aún insinuaba la terrible experiencia de la que Tao Sian lo había rescatado, con la inestimable ayuda de todo un pueblo valiente y devoto, apoyado por un aliado sorprendente: los primitivos Gibads.
Tao Sian... Involuntariamente la busqué, la sombra azul con la máscara cornuda que tanto había hecho por un Emperador que no era el suyo. Ella, que había pasado casi tantas noches junto a la cama de Dexton como la Emperatriz Xania. Ella, quien, gracias a su inagotable devoción por salvar a Sharükos, fortaleció los lazos entre la Teocracia y el Imperio mucho más que cualquier tratado. Porque nadie dentro del Sharük olvidaría que fue el Gran Sabio Mabreka Cho quien envió a su Primer Sanador Dinástico al lecho del Emperador.
Hoy, en el Palacio Imperial, en la intimidad del círculo íntimo de Dexton, celebramos una victoria. La victoria de la vida sobre la muerte. La victoria de todo un pueblo y naciones aliadas que, juntas, permitieron al Emperador recuperar el control de su destino.
Véase también
Notas
Antes del Gran Enjambre
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| Fuego de Coriolis
La juventud de Loria • La fiebre del descubrimiento • El asedio de Karavia • La Compañía de Loria • La Liberación de los Trykers • El asesinato de Loria |
Las Crónicas del Gran Enjambre - De 2481 a 2484
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| La masacre y la huida
Una historia de Kitin • Cuando los Muros se Derrumban • Mi Guardián de la Karavan • La Canción de los Kitins El regreso de la esperanza |
Las Crónicas del Nuevo Comienzo - Desde 2485 hasta 2525
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| Crónicas de Aeden Aqueous
El Secreto de la Ingeniería Tryker • Huida en flyner • Historia de un joven Corsario Crónicas de las Alturas Verdes Los Descendientes de Zachini • Ciochini Cuisi • El muro de Lenardi • Crisálida • La Caída • Sombras Aullantes • Crónicas de V.M. Crónicas del Desierto Ardiente Rompe Aguas • La Pira de Cerakos o el Nacimiento de Pyr Crónicas del País Marchitándose Lágrimas de Serenidad • El Llorón Mektoub • Estancia de Daïsha • Mabreka |
