Diferencia entre revisiones de «Cacería Fatal»

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Revisión actual del 14:49 11 nov 2025


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Última edición: Zorroargh, 11.11.2025
de:Eine verhängnisvolle Jagd en:The Story of Sian Gai-Lua: A Fateful Hunt es:Cacería Fatal fr:Chasse Fatale[FRs=0
 
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¡Traducción que tiene que ser revisada!
¡No culpes a los contribuyentes, pero ayúdalos! 😎
Texto de referencia (Texto actualizado, utilizado como referencia) :
Notas :

«Cacería Fatal» está un cuento de Sian Gai-Lua.

Era una de esas noches en que la oscuridad del cielo envolvía tiernamente la selva, dejando solo miríadas de diminutas estrellas como luz. La imagen que recibió a Sian Gai-Lua esa noche al abrir los ojos le pareció simplemente increíble. Saboreó esa visión, ese regalo de Ma-Duk, durante unos minutos, tumbado boca arriba, escuchando los sonidos de la naturaleza circundante. Todo parecía encajar a la perfección y armonizar.

Cuando finalmente apartó la vista de aquella dulce visión, sintió como si abandonara un sueño, un regreso a la realidad que no estuvo exento de un fuerte sobresalto. El más mínimo intento de moverse le causaba un dolor insoportable. Al final se resignó a no moverse, pero intentó mirar a su alrededor. ¿Dónde podía estar? La selva parecía la misma sin importar hacia dónde mirara.

Luego intentó recordar los acontecimientos que podrían haberlo llevado hasta allí, pero fue una pérdida de tiempo inútil. Solo le quedaban imágenes aisladas e incoherentes de momentos pasados ​​que se esforzaba por identificar. Varias veces respiró hondo e intentó concentrarse al máximo.

Durante un largo rato, logró enfocar todos sus pensamientos en una sola pregunta: "¿Cómo llegué aquí?". Pero sus esfuerzos fueron en vano y no obtuvo respuesta.

"Bien...", se dijo, intentando calmarse mientras respiraba hondo. "Repasemos poco a poco, paso a paso".

Recordó el momento en que él y sus compañeros habían salido de Hoi-Cho para ir de caza. Todavía podía visualizar su lento avance a través de las zonas más densas de la selva. Habían sido extremadamente cautelosos, atentos a los animales salvajes, buscando una presa que valiera la pena. Y después... su memoria le jugaba malas pasadas. Pero a medida que intentaba reconstruir lo sucedido, las imágenes incoherentes que lo atormentaban parecían encajar una a una, como si fueran piezas de un gran mosaico.

Llevaban varias horas caminando cuando empezó a llover, un aguacero inusualmente fuerte que formó torrentes por todas partes, como si el mísmo Ma-Duk hubiera decidido inundar el mundo. Y con la lluvia llegó la niebla. Al principio, nada de esto les preocupó demasiado y, acostumbrados como estaban a los cambios repentinos del tiempo, continuaron su camino. Pero la niebla pronto se espesó hasta que, al final, no pudieron ver más allá de unos pocos pasos. Entonces decidieron dar por terminada la cacería y regresar a Hoi-Cho.

-–—o§O§o—–-

Sian ya podía verlo con claridad. Podía ver que caminaban a través de la niebla, que se volvía cada vez más espesa.

Los miembros del grupo pronto perdieron de vista sus propias manos, así que no les sorprendió encontrarse en una zona completamente desconocida de la selva.

Ningún punto de referencia les ayudaba a orientarse. No conocían bifurcaciones ni cruces en aquella confusa selva, pero siguieron caminando. Al fin y al cabo, eran Zorai, y la selva era, en cierto modo, su hogar. Encontrarían el camino de regreso… O eso creían…

Después de un rato, que duró horas, Miu, el más joven del grupo, fue el primero en empezar a toser repentinamente, sin previo aviso, con una tos tan fuerte que parecía que le iba a salir un pulmón. Sian también empezó a tener más dificultad para respirar, atribuyéndolo a la desorientación, la agotadora caminata y el clima terrible. Sin embargo, sus compañeros pronto empezaron a quejarse de dolores. Losai presentaba síntomas de resfriado. Estornudaba cada vez más y temblaba a pesar del aire cálido y húmedo.

Kia se rascaba constantemente todo el cuerpo, como si sufriera una irritación, al igual que Sian, quien tampoco se libraba.

Le dolían mucho las piernas, y cada paso parecía dificultarle más y más el caminar. Pero continuaron hasta que Miu se desplomó tras otro violento ataque de tos.

A Sian se le llenaron los ojos de lágrimas al recordar ese momento. ¿Cómo pudieron ignorar esas señales? ¿Cómo pudieron ser tan tontos e ignorantes?

Un escalofrío le recorrió la espalda al revivir la escena, una vez más, cuando Kia se inclinó hacia Miu, que seguía tendida en el suelo, poniéndose de pie de un salto, gritando de miedo y horror, y aferrándose a un objeto deforme en la mano.

Lo arrojó lejos y echó a correr entre la niebla, presa del pánico. «¡Kia!», oyó gritar a Losai. «¡Kia! ¡Detente! ¡Por Ma-Duk, ¿qué te pasa?!»

Pero solo gritos de pánico y fragmentos de conversaciones incoherentes resonaban a lo lejos. Mientras Losai seguía buscando a la fugitiva, Sian se arrodilló junto al inmóvil Miu. Comprendió lo que había asustado a Kia cuando se inclinó lo suficiente como para ver el cuerpo del homín en lugar de una sombra en la niebla.

El suelo sobre el que yacía Miu era de un color púrpura oscuro. Y comprendió la reacción de Kia en una fracción de segundo. Él mismo tuvo que luchar contra su propio pánico cuando, de repente, lo entendió.

Se le secó la boca y tragó saliva varias veces antes de poder pronunciar la única palabra que se le ocurrió.

«Goo».

-–—o§O§o—–-

La voz de Sian era prácticamente un susurro, pero Losai la había oído.

— "¿Qué?", preguntó, asustado.

Y entonces sucedió. Como si algo se hubiera apoderado de Sian, todo lo que ocurrió después no fue culpa suya. Era como ser un espectador en el teatro, viéndose a sí mismo allí de pie, agarrando el brazo de Losai y huyendo con él.

— "¡Tenemos que salir de aquí ahora!", oyó su propia voz.

Y eso fue lo último que recordó. Todo lo que sucedió después era una mezcla confusa de imágenes e impresiones en su mente, y no podía ordenarlas con coherencia. Allí estaba, arrastrando a Losai a través de la niebla; allí recordaba que la niebla se hacía más tenue, pero de un color púrpura intenso. En otro recuerdo, sintió a su amigo forcejeando, ¿o se había caído y Sian no lo había ayudado? No podía saberlo. Igual que no podía decir cómo había logrado salir de la Goo y llegar hasta allí.

Sin embargo, esto no era tan importante para él. Lo único que importaba era que estaba vivo. Se había adentrado en las regiones infectadas por la Goo, más lejos de lo que ningún otro homín había llegado jamás, y había sobrevivido. ¿Y ahora yacía allí, indefenso, esperando a que el próximo torbak lo preparara para su desayuno? No.

Intentó incorporarse con la fuerza de su mente y, finalmente, a pesar del gran dolor, logró sentarse. Se quedó paralizado en esa posición, mirando sus piernas.

¿Qué era esto? La piel de sus piernas, antes azul, estaba cubierta de manchas oscuras desde los pies hasta los muslos y surcada por una vena morada.

—"¿Qué es esto? " murmuró.

—"Un recuerdo", respondió la voz de Miu.

Miró a su alrededor sorprendido, pero no vio a nadie.

—"¿Miu, eres tú?", preguntó.

—"Sí."

—"¿Dónde estás?"

—"Aquí."

—"¿Pero dónde es eso?"

—"A tu lado... contigo... dentro de ti..."

—"Estamos todos aquí", dijo la voz de Losai.

—"Estamos todos contigo", confirmó Kia.

—"¿Pero cómo?" preguntó Sian, escudriñando el lugar con la mirada, con la esperanza de encontrar a sus amigos.

Pero, una vez más, la respuesta estaba en su cabeza.

—"Nos trajiste contigo. Con la Goo..."

Véase también

Notas




Última versión 2025-11-11•


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