Revisión del 17:53 21 sep 2025

¡¡¡ Artículo en preparación !!!

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Artículo en preparación. Deja que el autor lo termine antes de cambiarlo.
La última edición fue de Zorroargh el 21.09.2025

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¡Traducción que tiene que ser revisada!

¡No culpes a los contribuyentes, pero ayúdalos! 😎

Texto de referencia (Texto actualizado, utilizado como referencia) :
Notas :

Los siguientes extractos de las Crónicas de V.M. fueron escritos por una persona desconocida de la que no se ha encontrado ningún rastro. El único nombre conocido con estas iniciales es Vinno Mello.

Una carta misteriosa

Lea Lenardi paseaba por su habitación.

— "¿Estás segura de haber visto al mensajero?", preguntó a una de sus damas de compañía.

— "Sil, Su Alteza."

La Reina se preguntó qué podría querer una representante de los Kuilde de su esposo, el Rey Yrkanis. Ciertamente, la situación en el Reino era precaria, como mínimo, pero ¿por qué les interesaría a los agentes de Karavan?

— "Me pregunto qué nos depara el futuro. Esta noticia no me suena…" Suspiró. "¡Corolla! ¿Crees que este mensaje es un buen augurio?

Esta vez, la dama de compañía esbozó una leve sonrisa, que podía interpretarse de muchas maneras. Hizo una reverencia y asintió.

— "Bueno, espero que tengas razón..."

Léa se giró y caminó hacia el balcón de sus aposentos. Se detuvo en el borde y contempló el amanecer que amanecía sobre Yrkanis. El futuro bien podría sonreír de nuevo al Reino.

Un encuentro improvisado

Mezza Triva se dirigía a sus aposentos. Los últimos días habían sido agitados... ¿Qué querían los Karavan y los Kuilde? Suspiró por centésima vez ese día.

— "¿Qué nos depara el futuro?", se preguntó.

Estaba a punto de cruzar la puerta de su apartamento cuando oyó:

— "Serae Mezza ¡Triva!"

De repente se giró y vio a Rodi di Varello de pie frente a ella.

— "Duque Rodi Di Varello... Hace mucho que no hablamos", respondió con una sonrisa ligeramente forzada. "Pensé que no querías hablar conmigo desde..."

— "No estoy aquí para desenterrar el pasado... Son asuntos serios." Replicó Rodi Di Varello.

Se apoyó en la pared y se cruzó de brazos. Definitivamente no tenía muy buen aspecto. Mezza se dijo a sí misma que no era momento para viejos rencores.

— "Muy bien, ven a mi apartamento, podemos hablar en un ambiente más adecuado...

— "Fila, hace mucho que no nos tuteamos."

— ¿Qué quieres? El tiempo pasa... ¿De qué quieres que hablemos? ¿Podría ser sobre la carta de los Kuilde?

Rodi Di Varello asintió y respondió de inmediato:

— "Sil, el Rey no ha salido de sus aposentos desde que llegó esa carta. Ni siquiera la Reina puede entrar."

— "No me harás creer que eso es todo lo que sabes, ¿no eres su consejero?"

— "Sil, creo que realmente vamos a tener que resolver nuestras diferencias. Estamos a punto de tomar una decisión que cambiará el Reino. ¿Estás listo para escuchar mi propuesta? ¿Por el bien del Reino?"

Mezza Triva miró a Rodi Di Varello con expresión de desconcierto. ¿Qué demonios estaba pasando?

— "Te escucho..."

Un nuevo maestro de armas

Elran Antolli estaba apoyado contra la pared. Rodeado de otros soldados Matis, seguía atentamente el duelo entre Nini Cizzo y un joven guardia bastante talentoso. La pelea se estaba alargando más de lo habitual.

— "Veo que Nini ha encontrado un joven guardia digno, tendremos que vigilarlo... Un buen recluta nunca está de más."

Elran se giró y vio a Mezza Triva a su lado. Se puso firme, reconociendo al Señor de la Guerra del Reino.

— "Tengo una idea para una misión para nuestra querida Nini... ¿Crees, Ser Elran, que es capaz de impartir sus habilidades de combate a un recluta de mi elección?"

— "... Sí, sin duda... Aunque al principio sufra."

Elran se giró y vio acercarse el final del duelo. Si Nini pudiera aprender siquiera una décima parte de lo que domina, esta famosa recluta se convertiría en una excelente guerrera.

— "Detén la lucha, Ser Elran, y tráeme a Nini", dijo Mezza Triva con autoridad.

— "Enseguida, Serae Mezza Triva."

Nini Cizzo se detuvo cuando Elran se acercó a ella y lo siguió hasta su general.

— "Serae Nini Cizzo, ¡llévate una pica y sígueme!" Ahora eres el maestro de armas de un recluta que ha descuidado su entrenamiento durante demasiado tiempo..."

Elran y Nini se miraron con expresiones inquisitivas. Ambos conocían a Mezza Triva desde hacía mucho tiempo, pero aún no habían desvelado los misterios que la rodeaban... Nini hizo una reverencia, cogió una pica y siguió al Señor de la Guerra Matis.

Tras unos minutos de reflexión, Elran creyó comprender y se dio cuenta de que Mezza probablemente tenía razón. Sin duda, le vendría bien un repaso, lo que le hizo sonreír con entusiasmo.

— "¡Sobre todo con Nini Cizzo como su maestra de armas!" exclamó en voz alta, sin darse cuenta.

Un padre, un hijo…

Elran Antolli recorría los pasillos del palacio con una carta en la mano. Había sido llamado por la reina Lea y se dirigió hacia allí con paso ligero. Hacía varios años que no tenía el honor de reunirse en privado con Lea Lenardi.

Elran conocía a su padre, Bravichi, hacía muchos años. ¡Jena! ¡Qué años pasan! Elran aceleró el paso; no quería hacerla esperar más. Una de las damas de compañía de la reina, Corolle di Fumaroli, la esperaba en la antecámara y le dio la bienvenida.

― "Deles silam Ser Elran Antolli, me alegro de volver a verte."

― "Igualmente, Serae di Fumaroli", respondió Elran cortésmente, pero su rostro se endureció ligeramente.

― "La reina te espera, así que, por favor, pasa."

Elran hizo una reverencia y entró con paso decidido en la habitación.

— "Ser Antolli, así que estás aquí", le dijo la reina con una sonrisa amistosa.

— "A su servicio, mi Reina.

— "¿Cuál es la moral de las tropas en este momento, Ser Antolli?

— "Bien, aunque el ejército actualmente no cuenta con suficientes recursos. Nos estamos preparando lo mejor posible para la posibilidad de un ataque de Merodeadores... He presentado varias solicitudes al Rey, y Serae Mezza Triva al Príncipe.é

— "¿Se toma en serio mi hijo su entrenamiento? Serae di Fumaroli me dijo que su maestro de esgrima era despiadado."

— "Sil, está progresando lenta pero seguramente."

— "De hecho, también pasa mucho tiempo con los Karan. Hacía años que no los veía hablar durante tantas horas. Parece que reciben visitas de Ser Di Varello y Serae Mezza Triva.

― "Eso es lo que creí oír..."

La reina miró por la ventana y vio la luz del sol poniente iluminando Yrkanis.

― "¿Mi reina?"

― "¿Sil, Ser Antolli?"

― "¿Ha recibido el Rey una nueva misiva de los Kuilde?"

Extracto de las Crónicas de V.M.

Destino Real

Ser Girini di Antorello rezó en silencio a Jena en su pequeño templo privado, con las palmas de las manos humildemente vueltas hacia el cielo. Oyó claramente pasos apagados detrás de él, pero no se dejó distraer. Nadie tenía el poder de distraerlo de su oración...

Después de varios largos minutos, se levantó con la refinada elegancia propia de los Matis y encaró a quien esperaba pacientemente. El El visitante hizo una reverencia respetuosa.

― "Deles silam, Gran Herena."

― "Deles silam, Duque. ¿A qué debo el placer de su visita?"

Su tono frío desmentía la amabilidad del intercambio de palabras.

― "El Karan me envía a usted, Gran Herena. Quiere saber si está listo."

― "La Luz divina de nuestra amada Diosa lo guía, Duque. Lo he observado detenidamente últimamente. Está listo."

― "¿Es todo esto realmente necesario, Gran Herena? Su hora aún no ha llegado…"

― "No blasfemes, respondió Ser Girini con seguridad. La misiva de los Kuilde es definitiva, y lo sabes. Jena guía sus pasos más que nadie. No tienes por qué ir en contra de su Destino."

Ser Rodi inclinó ligeramente la cabeza antes de girar sobre sus talones. Ahora sabía que no había vuelta atrás.

Secretos de los Hominas

Lilli Tinari se dejó caer pesadamente sobre la colcha bordada de la Karae. Miró, riendo, a Nine Vivaldo, quien se removía nerviosamente mientras sostenía uno de los suntuosos trajes de la Karae frente a ella.

― "¡No sueñes, Nine, nunca tendrás un vestido tan hermoso como ese!"

― "¿Y por qué no primero? Jena me hizo camarera, ¡pero quizás mañana mi apuesto Duque se case conmigo!"

― "¿Aún crees en tu Duque?"

― "¡Pfff! ¡Celosa! Y luego mira a Serae Tamiela Fera, no era nada y aquí está, ¡la futura Karae! ¿Lo ves?"

― "Sí, sobre todo veo que esta es la cuarta vez que he tenido que agrandarle los vestidos... ¿Crees que es para cuándo, Lilli?"

― "No lo sé, pero en cualquier caso, últimamente está pasando mucho tiempo con Karae. ¿Crees que Serae Lea le explica el papel de madre?"

― "No lo sé, pero el otro día, mientras las observaba desde la puerta, ¡vi a Lea hacerle una reverencia a Miela! Y no parecía contenta con el gesto de Miela. ¡La obligó a hacerlo tres veces!"

― "¡Cuidado, vienen pasos!"

Las dos camareras volvieron inmediatamente al trabajo, alisando afanosamente la colcha de la Reina a la perfección.

Oración

Piro Staldo se quedó atrás en el santuario privado, sujetando con cuidado la capa del duque Rodi di Varello. Este, arrodillado ante una magnífica estatua de Jena, recientemente erigida por orden de los Karan, rezaba a la diosa en voz baja. Curioso, Piro avanzó unos pasos para escuchar sus palabras.

― "...Tú, que has elegido a los Karan con tu divina elección para cumplir esta sagrada misión de la que no ha hablado con nadie, ten la seguridad de que haré todo lo posible para que se cumpla tu voluntad."

Rodi dudó antes de continuar.

― "Admito que me invadió la duda por un momento, yo, que le he servido durante tanto tiempo... pero ahora..."

Una mano posada en su hombro hizo que Piro Staldo retrocediera bruscamente y se diera la vuelta.

― "¡Cuicho, no vuelvas a asustarme así!", murmuró.

El mensajero hizo una reverencia, sonriendo.

— "¿Qué secretos comparte Ser Rodi con Jena para asustarte así?"

— "Nada que valga la pena repetir... Mmm... ¿Qué haces aquí?"

— "El Karan me envió a buscar a Ser Rodi di Varello."

Véase también

Notas

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