Diferencia entre revisiones de «On fyren i an sharük ansum»

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'''On fyren i an sharük ansum''' es un fragmento de la obra «Días en el Senado, noches en los baños, Pyr l Ardiente»
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: Capítulo «El Jefe de la Regencia», escrito por Icalus Detreus, en 2551 (JY).
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Murmullos surgieron en la Corte Imperial al entrar, ataviado con un sencillo hobenus negro. Los celiakos se volvieron hacia este fyros, cuya presencia emanaba una poderosa aura de fuerza, poder y respeto. Tras él se encontraba una homine de edad sharükos, apoyada en un bastón. Epus entró a su vez, asegurándose de cerrar las grandes puertas tras de sí; luego se acercó a la anciana homina y le ofreció el brazo con delicadeza, con genuino afecto en la mirada.
 
Murmullos surgieron en la Corte Imperial al entrar, ataviado con un sencillo hobenus negro. Los celiakos se volvieron hacia este fyros, cuya presencia emanaba una poderosa aura de fuerza, poder y respeto. Tras él se encontraba una homine de edad sharükos, apoyada en un bastón. Epus entró a su vez, asegurándose de cerrar las grandes puertas tras de sí; luego se acercó a la anciana homina y le ofreció el brazo con delicadeza, con genuino afecto en la mirada.
  
Contra todo pronóstico, la homina se arrodilló al paso de la anciana homina, y todos los celiakos de la Corte Imperial hicieron lo mismo. La Emperatriz Xania avanzó lentamente, con paso firme pero cojeante, entre los elegidos del Emperador [[Dexton]]. Ascendió los escalones, uno tras otro, despacio. Al llegar al estrado donde su esposo solía situarse cuando acudía al Senado, contempló durante largo rato los celiakos reunidos, y luego los vastos tapices bordados con el símbolo fyros, el fyren('''On [[Portal:Fyros/fyrk/Léxico|fyren]] i an sharük ansum'''). Cerró los ojos un instante, los abrió y se dirigió a la asamblea de senadores de la Corte Imperial con un tono fortalecido por la edad, impregnado del poder de su posición.
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Contra todo pronóstico, la homina se arrodilló al paso de la anciana homina, y todos los celiakos de la Corte Imperial hicieron lo mismo. La Emperatriz Xania avanzó lentamente, con paso firme pero cojeante, entre los elegidos del Emperador [[Dexton]]. Ascendió los escalones, uno tras otro, despacio. Al llegar al estrado donde su esposo solía situarse cuando acudía al Senado, contempló durante largo rato los celiakos reunidos, y luego los vastos tapices bordados con el símbolo fyros, el [[Portal:Fyros/fyrk/Léxico|fyren]]. Cerró los ojos un instante, los abrió y se dirigió a la asamblea de senadores de la Corte Imperial con un tono fortalecido por la edad, impregnado del poder de su posición.
  
 
«Senadores, patriotas y hermanos. Ninguna emperatriz tiene cabida aquí salvo en tiempos difíciles y desgracias. Por lo tanto, vengo ante vosotros, desnuda y sujeta al destino, para anunciar oficialmente lo que circula como una rata en nuestro palacio, un rumor insípido y aburrido».
 
«Senadores, patriotas y hermanos. Ninguna emperatriz tiene cabida aquí salvo en tiempos difíciles y desgracias. Por lo tanto, vengo ante vosotros, desnuda y sujeta al destino, para anunciar oficialmente lo que circula como una rata en nuestro palacio, un rumor insípido y aburrido».
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Las puertas del Senado se cerraron.
 
Las puertas del Senado se cerraron.
 
 
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«¡Que se cierren las puertas de la Corte Imperial!»
  
<poem>    « Que se ferment les portes de la Cour Impériale ! »
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Un estruendo resonó en el Palacio. Los guardias aseguraron los cerrojos exteriores de la Corte Imperial. Nadie abandonaría la sala hasta que se tomara una decisión, aunque ello implicara ayunar tras agotar las escasas raciones de comida destinadas a tal fin.
 
 
    Des grincements retentirent dans le Palais. Les gardes posèrent les loquets à l'extérieur de la Cour Impériale. Personne ne sortirait de cette salle avant que la décision ne soit prise, dussent-ils jeûner après avoir épuisé les maigres rations de nourriture prévues à cet effet.
 
  
    [[Dios Apotheps]], celle qui avait été élue par le peuple après l'assassinat par le poison du celikaos Axies, regarda les celiakos debout, alignés, devant elle. Elle inspira longuement. Jamais elle n'aurait cru être projetée ainsi au-devant de la scène, et encore moins pour la question soumise à la décision des Savants* de l'Empire. Et pourtant, tout allait se dérouler sous sa responsabilité... Elle croisa le regard d'[[Abycus Zekops]], la soutenant silencieusement, mais aussi celui de celiakos totalement hostiles.
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||Encuentro con el nuevo senador Dios Apotheps|Dios Apotheps]], la elegida por el pueblo tras el envenenamiento del celikaos Axies, observó a los celiakos que formaban fila ante ella. Respiró hondo. Jamás habría imaginado verse de repente en el centro de la atención, y mucho menos por un asunto sometido a la decisión de los Eruditos del Imperio*. Y, sin embargo, todo se desarrollaría bajo su responsabilidad… Se encontró con la mirada de [[Abycus Zekops]], que la apoyaba en silencio, pero también con la de algunos celiakos que se mostraban abiertamente hostiles.
  
    ''« Allumez les flammes. Honneur. Justice. Discipline... »''
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«¡Enciendan las llamas! ¡Honor! ¡Justicia! ¡Disciplina!... »
  
    Les gardes présents allumèrent une à une les petites reproductions des flammes que l'on trouve dans les Dunes Impériales, symboles tangibles des Quatre Pilliers.
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Los guardias presentes encendieron, uno a uno, las pequeñas réplicas de las llamas de las Dunas Imperiales, símbolos tangibles de los Cuatro Pilares.
  
    ''« ...Vérité. »''
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«...¡Verdad!»
 
 
    La dernière flamme s'éleva, au coin nord de la salle. Régence, ou pas de Régence, les débats promettaient d'être rudes, voire houleux. Elle se fit l'image d'une bande de charognards se disputant le cadavre d'un Shalah, abandonné au souffle du désert. Qu'étaient-ils, sinon ceux qui allaient décider si sharükos allait être dépouillé de ce pour quoi il a toujours vécu ? Elle se reprit. Aujourd'hui serait le jour où ils décideraient si l'oisillon était apte à prendre son envol, pour le salut de l'oiseau-père. Rien de plus.</poem>
 
  
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La última llama se elevó en la esquina norte de la sala. Con o sin Regencia, los debates prometían ser feroces, incluso acalorados. Imaginó a una banda de carroñeros peleando por el cadáver de un Shalah, abandonado a los vientos del desierto. ¿Qué eran, sino aquellos que decidirían si Sharükos sería despojado de aquello por lo que siempre había vivido? Se recompuso. Hoy sería el día en que decidirían si el polluelo estaba listo para alzar el vuelo, por el bien del padre. Nada más.
 
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— ¡Esto es una locura, toda esta farsa es una locura! ¡Es imposible que Dexton muera, víctima de una enfermedad, lisiado, después de haber construido el Imperio tras la muerte de Leanon!
  
<poem>    ''« Folie que tout ceci, folie que cette mascarade ! Dexton ne peut mourir, terrassé par une maladie, en devenant infirme, alors qu'il a érigé l'Empire après la mort de Leanon !''
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— ¡Bah! Leanon solo fue un hombre que tuvo la suerte de estar en el lugar y el momento adecuados, y cuyo único mérito fue no tener hijos…
:— ''Peuh, Leanon n'était qu'une homine qui s'est trouvée là au bon moment et qui n'a jamais rien fait de mieux que de ne pas avoir d'enfants...''
 
:— ''Comment oses-tu souiller la mémoire de la Régente ! Espèce de Matis ! »''
 
  
    Assise, Dios Apotheps sentait une céphalée poindre, tandis que deux celiakos se disputaient et salissaient tout ce dont ils parlaient. Voilà déjà deux jours qu'ils n'avaient pu dormir, et la nourriture bien trop grasse lui donnait la nausée. Non loin d'elle, Abycus Zekops semblait être plongé en pleines réflexions. Certains avaient encore l'air hagard, assomés par la sombreur de la nouvelle, d'autres songeaient déjà à quitter leurs fonctions, ne se voyant pas verser leur sang pour une nouvelle régence.
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— ¡Cómo te atreves a mancillar la memoria del Regente! ¡Tú, [[Matis]]!
  
    Lasse de tout ceci, elle se releva, se sentant vaciller comme une flamme au vent. Les Sénateurs agenouillés se levèrent et le silence retomba dans la Cour Impériale. La discipline n'était plus une chose imposée chez les celiakos, elle était comme une partie d'eux-mêmes.
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Sentada, Dios Apotheps sintió que le venía un fuerte dolor de cabeza, mientras dos celiakos discutían y profanaban todo lo que decían. Llevaban dos días sin dormir, y la comida excesivamente grasosa le provocaba náuseas. No muy lejos de ella, Abycus Zekops parecía sumido en sus pensamientos. Algunos aún parecían aturdidos, conmocionados por las sombrías noticias; otros ya consideraban dimitir, incapaces de soportar la idea de derramar su sangre por otra regencia.
  
    ''« Frères,
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Cansada de todo, se levantó, sintiéndose mecer como una llama al viento. Los senadores arrodillados se pusieron de pie, y el silencio volvió a reinar en la Corte Imperial. La disciplina ya no era algo impuesto a los celiakos; era parte esencial de su ser.
  
    Je sais ô combien cela est une tâche pénible, pour certains plus que pour d'autres. Je sais aussi qu'il vous en coûte d'être dirigés par la plus jeune d'entre vous. Je ne suis pas aveugle, et croyez-moi, certains ici auraient eu plus de mérite que moi à diriger cette épineuse assemblée exceptionnelle. »''
+
«Hermanos,
  
    Silence dans la salle. Chaque homin présent était attentif, du plus vieux Sénateur au plus jeune garde. La scène paraît irréelle, même encore plus quand je couche ces mots sur le velin. Cela s'est-il vraiment passé de la sorte ? Ma mémoire me jouerait-elle des tours ? Quoi qu'il en soit, elle reprit.
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sé lo ardua que es esta tarea, para algunos más que para otros. También sé lo difícil que es para vosotros ser liderados por el más joven de vosotros. No soy ciega, y créanme, algunos aquí habrían sido más merecedores que yo de presidir esta compleja y excepcional asamblea.»
  
    ''« Notre Empereur, Dexton, n'est pas mort. Il n'est ni mort, ni consumé. Gardons cela en tête. Nous ne parlons pas de retirer les pouvoirs à l'Empereur, mais de donner à l'Empire une tête apte, capable et qualifiée pour redresser la situation qui est fâcheuse à l'heure actuelle. Nous savons, et vous le savez tous, de source sûre, que les Matis ne comptent pas rester inactifs s'ils apprennent que Dexton est malade. Vous savez autant que moi ce qu'il adviendrait de l'Empire si nous n'avions personne pour nous gouverner, tous, en cas de guerre. Prier serait tellement dérisoire ... »''
+
Un silencio sepulcral se apoderó del salón. Todos los homíns presentes escuchaban con atención, desde el senador más anciano hasta el guardia más joven. La escena parecía irreal, aún más mientras escribía estas palabras en el pergamino. ¿De verdad sucedió así? ¿Me estaba jugando una mala pasada la memoria? En cualquier caso, continuó.
  
    Certaines personnes se raclèrent bruyamment la gorge, mais personne ne troubla le discours de la Sénatrice.
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Nuestro Emperador, Dexton, no está muerto. No está muerto ni consumido. Tengamos esto presente. No se trata de despojar al Emperador de sus poderes, sino de darle al Imperio un líder idóneo, capaz y cualificado para rectificar la desafortunada situación actual. Sabemos, y ustedes lo saben a ciencia cierta, que los Matis no tienen intención de permanecer inactivos si se enteran de que Dexton está enfermo. Saben tan bien como yo lo que sería del Imperio si no tuviéramos a nadie que nos gobernara a todos en caso de guerra. La oración sería tan inútil…
  
    ''« Pour beaucoup, sharükos était, et reste, cette puissance de la nature, cet homin au regard brûlant qui vous transperce comme si vous n'étiez qu'un fétu d'herbe sèche au vent du désert, capable de vous arracher le coeur si l'envie lui en prend. C'est ce même homin qui, après maintes réflexions, nous a tous nommés ici, à la Cour Impériale. C'est cette personne avec qui nous avons partagé le pain, la viande et l'alcool, sans nous soucier de l'instant macabre où tout s'abattrait sur l'Empire. C'est aussi cette personne qui, malade à en mourir, aura tenu les rênes de l'Empire, voyant chaque jour un peu plus son corps se flétrir, son esprit vagabonder.
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Algunas personas se aclararon la garganta ruidosamente, pero nadie interrumpió el discurso del senador.
  
    Aujourd'hui, le Dexton qui nous a <poem>toujours gouverné, châtié, protégé, aimé, est enfermé dans son esprit et dans un corps malhabile qui ne peut plus être autonome. Il ne peut plus nous diriger. Il le pourra peut-être, s'il trouve la voie de la guérison. Et il la trouvera, mes frères, je le sais, car c'est sharükos ! »''
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«Para muchos, Sharükos era, y sigue siendo, esa fuerza de la naturaleza, ese hombre de mirada penetrante que te atraviesa como si fueras una simple brizna de hierba seca al viento del desierto, capaz de arrancarte el corazón si así lo deseara. Fue este mismo hombre quien, tras mucha deliberación, nos nombró a todos aquí, a la Corte Imperial. Fue con él con quien compartimos pan, carne y vino, sin pensar en el macabro momento en que todo se derrumbaría sobre el Imperio. Fue también él quien, agonizante, sostuvo las riendas del Imperio, viendo cómo su cuerpo se consumía un poco más cada día, cómo su mente divagaba.
  
    Des lueurs d'espoir naquirent dans les yeux éteints de certains celiakos, brièvement.
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Hoy, el Dexton que siempre nos gobernó, nos castigó, nos protegió, nos amó, está atrapado en su propia mente y en un cuerpo frágil que ya no puede ser independiente. Ya no puede guiarnos. Quizás pueda, si encuentra el camino a la sanación. Y lo encontrará, hermanos míos, lo sé, ¡porque él es Sharükos!»
  
    ''« Nous ne pouvons attendre que le Destin décide, mes frères, car nous avons besoin d'être guidés. L'Impératrice a reconnu devant nous sa plus grande honte, et la raison de son silence. Comme peu ici le savent, l'accouchement de Lykos n'a pas été une épreuve sans risque pour Xania, et depuis, elle ne peut pas marcher sinon avec une canne. Quel peuple accepterait sans huer, sans railler, une homine infirme ? Xania le sait. Mais elle sait aussi que Lykos est aimé par les Patriotes, et que de toute manière, il est appelé à régner, prendre homine et assurer la descendance de la lignée de [[Cerakos II]], que ce soit maintenant, ou demain.
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Destellos de esperanza aparecieron fugazmente en los ojos sin vida de algunos de los Celiakos.
  
    A l'heure où nous discutons, le Peuple sait déjà ce qui se trame dans le Palais. Lykos et Xania ont tenu à ce que sachent les Patriotes, afin qu'ils ne prennent pas notre décision finale pour un coup en traître, car la réponse que nous donnerons devra être ce sur quoi nous sommes censés statuer : L'Empire doit-il être mis sous la Régence de l'Oisillon, ou devons-nous continuer ainsi jusqu'à ce que l'Empire explose ? »''
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«No podemos esperar a que el Destino decida, hermanos míos, pues necesitamos guía. La Emperatriz ha reconocido ante nosotros su mayor vergüenza y el motivo de su silencio. Como pocos aquí saben, el parto de Lykos no estuvo exento de riesgos para Xania, y desde entonces, solo puede caminar con bastón. ¿Qué clase de gente aceptaría a un hombre lisiado sin burlarse, sin mofarse? Xania lo sabe. Pero ella también sabe que Lykos es amado por los Patriotas, y que, en cualquier caso, está destinado a reinar, a tomar un hombre y a asegurar la continuidad del linaje de [[Cerakos II]], ya sea ahora o mañana.
  
    Les mots restèrent en suspens, le temps sembla s'arrêter de manière brutale. Les mots de la Vérité avaient retenti, et tous en accusaient le souffle. Abycus Zekops leva une main osseuse, demandant la parole à Dios, qui la lui accorda. Ses mots furent simples :
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Mientras hablamos, el Pueblo ya sabe lo que se trama en el Palacio. Lykos y Xania insistieron en que los Patriotas lo supieran, para que no confundieran nuestra decisión final con una traición, pues la respuesta que demos debe ser la que debemos decidir: ¿Debe el Imperio quedar bajo la Regencia del Pájaro, o debemos continuar como hasta que el Imperio implosione?»
  
    ''« Trêve d'inutiles paroles à présent. Votons, le Peuple attend. »''</poem>
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Las palabras quedaron suspendidas en el aire; el tiempo pareció detenerse de repente. Las palabras de la Verdad resonaron, y todos sintieron su aliento. Abycus Zekops alzó una mano huesuda, pidiendo permiso a Dios para hablar, permiso que Dios le concedió. Sus palabras fueron sencillas:
  
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«Basta de charlas ociosas. Votemos; el Pueblo espera.»
 
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La Ceremonia de las Llamas... Un momento solemne y preludio de grandes cambios. Las cuatro llamas sagradas, que simbolizan los cuatro pilares del Imperio, se reunieron en un solo lugar: el Ágora. El Ágora donde, muy pronto, la Emperatriz, acompañada por el Príncipe Lykos, acudiría a escuchar la decisión de los Senadores, representados por Dios Apotheps, rodeados por estas cuatro llamas, durante la Ceremonia de la Revelación.
  
<poem>    La cérémonie des Flammes... Instant solennel et prélude de grands changements. Les quatre flammes sacrées symbolisant les quatre piliers de l'Empire, ramenées en un seul et même lieu : l'Agora. L'Agora où, très bientôt, L'Impératrice elle-même, accompagnée du Prince Lykos, viendrait écouter la décision des Sénateurs représentés par Dios Apotheps, entourés de ces quatre flammes, lors de la Cérémonie de la Révélation.
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Verdad, Honor, Justicia, Disciplina. Los pilares, erguidos con orgullo a lo largo de las Dunas Imperiales, se unirían en el Ágora para trascender cada palabra pronunciada durante la Ceremonia.
Vérité, Honneur, Justice, Discipline. Les piliers se dressant fièrement à travers les Dunes Impériales allaient être réunis à l'Agora, afin de transcender chaque mot prononcé lors de la future Cérémonie.
 
  
    Annoncée par le Crieur Public, la cérémonie des Flammes démarra officiellement à la Porte de Cerakos, où bon nombre de Patriotes et de curieux de tous horizons attendaient. Lyan Cexius, sénateur bedonnant, fit un petit discours avant d'ouvrir la marche, suivi du Porteur de la Flamme Eucalaon Ilakus et de tous les homins présents.
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Anunciada por el Pregonero, la Ceremonia de las Llamas comenzó oficialmente en la Puerta de Cerakos, donde aguardaban numerosos Patriotas y curiosos de toda condición. Lyan Cexius, un senador corpulento, pronunció un breve discurso antes de encabezar la procesión, seguido por el Portador de la Llama, Eucalaon Ilakus, y todos los homíns presentes.
  
    S'arrêtant presque religieusement devant chaque flamme, Lyan Cexius en expliqua tour à tour la signification profonde, tandis que Eucalaon Ilakus en récupérait précieusement une parcelle et la conservait sur son mektoub de bât.
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Haciendo una pausa casi reverente ante cada llama, Lyan Cexius explicó su profundo significado, mientras Eucalaon Ilakus recogía cuidadosamente un fragmento y lo guardaba en su mektoub.
  
    Pendant ce temps-là, sur l'Agora, les magistrats en poste devant la Flamme de la Justice préparèrent les trois foyers destinés à accueillir ces flammes sacrées, les alignant devant la grande estrade, puis rejoignirent leur place. C'est à ce moment précis que le Porteur de la Flamme, le Sénateur et les homins arrivèrent sur l'Agora. L'Impératrice pourrait être fière, leur coordination avait été parfaite.
+
Mientras tanto, en el Ágora, los magistrados apostados ante la Llama de la Justicia prepararon los tres hogares destinados a recibir estas llamas sagradas, alineándolos frente a la gran plataforma, y ​​luego tomaron sus posiciones. Fue en ese preciso instante cuando el Portador de la Llama, el Senador y los homínidos llegaron al Ágora. La Emperatriz podía estar orgullosa; su coordinación había sido perfecta.
  
    Discipline ! Honneur ! Vérité ! Tour à tour, chaque petit foyer s'embrasa d'une des flammes sacrées qui crépitait et ondulait au vent, donnant à la place une dimension symbolique sans égal. S'approchant du foyer de la Flamme de la Justice, Eucalaon Ilakus y jeta d'un geste sûr ses épées porteuses de Flammes.
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¡Disciplina! ¡Honor! ¡Verdad! Uno a uno, cada pequeño hogar ardió con una de las llamas sagradas que crepitaban y ondulaban con el viento, otorgando al lugar una dimensión simbólica sin parangón. Acercándose al hogar de la Llama de la Justicia, Eucalaon Ilakus arrojó con confianza sus espadas portadoras de la Llama.
 
 
    Tout était prêt pour la Cérémonie de la Révélation.</poem>
 
  
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Todo estaba listo para la Ceremonia de la Revelación.
 
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Fue un acontecimiento sin precedentes. Toda la Corte Imperial, encabezada por Dios Apotheps y Abycus Zekops, se reunió en la plataforma del Ágora de Pyr para la ceremonia de Revelación, bajo el estandarte de los valores de Fyros, simbolizado por las cuatro llamas sagradas ''('''On fyren i an sharük ansum''')''. Fue un espectáculo profundamente conmovedor, pues, que se supiera, era la primera aparición de la emperatriz Xania, esposa de Dexton. Ella, quien, desde que la vida la había debilitado, había optado por vivir en reclusión para no deshonrar al Emperador con su debilidad física. Ella, quien, precisamente por esta razón, nunca podría gobernar, pero cuya integridad y magnanimidad siempre habían permanecido intactas. Xania, la emperatriz, quien ese día finalmente se presentó ante su pueblo para devolverles la esperanza en el futuro, y quien había venido a escuchar los resultados de la votación de los senadores. El decreto del Estado de Regencia, encabezado por el príncipe Lykos. Esta era la exigencia de Xania, esta era su esperanza para el Imperio.
  
<poem>    Ce fut un évènement sans précédent. L'intégralité de la Cour Impériale se rendit sur l'estrade de l'Agora de Pyr, menée par Dios Apotheps et Abycus Zekops, pour la cérémonie de la Révélation, sous couvert des valeurs Fyros symbolisées par les quatre flammes sacrées. Spectacle ô combien émouvant, car, de mémoire d'homin, ce fut la première apparition de l'Impératrice [[Xania]], épouse de [[Dexton]]. Elle qui, depuis que la vie l'a rendue infirme, a choisi de vivre recluse afin de ne pas faire rejaillir sur l'Empereur le déshonneur de sa faiblesse physique. Elle qui, pour cette même raison, ne pourra jamais gouverner, mais dont la droiture et la grandeur d'âme sont toujours restées intactes. Xania, l'Impératrice qui, en ce jour, se montrait enfin à son peuple afin de lui redonner espoir en l'avenir, et qui venait écouter le résultat du vote des Sénateurs. Le décret de l'Etat de Régence, avec le Prince [[Lykos]] à sa tête. Telle était la demande de Xania, tel était son espoir pour l'Empire.
+
El príncipe Lykos, ante los senadores y su pueblo, aguardó pacientemente a que se dijera la Verdad. Sus facciones, curtidas por la larga vigilia junto al lecho de su padre, contrastaban marcadamente con la determinación de sus ojos. Dexton seguía siendo el emperador, pero si el Senado así lo había decidido, se sentía preparado para convertirse en regente del Imperio. Se sentía preparado para liderar ese Imperio que algún día sería suyo.
  
    Le Prince Lykos, à la fois devant les Sénateurs et devant son Peuple, attendait, patiemment, que la Vérité soit exprimée. Ses traits tirés par sa longue veille au chevet de son père contrastaient avec la détermination de son regard. Dexton restait l'Empereur, mais si le Sénat en avait décidé ainsi, alors il se sentait prêt à devenir le Régent de l'Empire. Il se sentait prêt à diriger cet Empire qui serait un jour le sien.
+
Un gesto de la emperatriz acalló los murmullos entre la multitud congregada en el Ágora.
  
    Un geste de l'Impératrice fit taire les murmures parmi la foule présente à l'Agora.
+
«Dilo, Celiakos. Te escucho con toda mi atención.»
  
    ''« Rendez votre décision, celiakos. Je l'écoute de tout mon être. »''
+
Vestida con su toga blanca de senadora, Dios Apotheps dio un paso al frente y, con voz clara y firme a pesar de su reciente fatiga, proclamó ante todos la respuesta del Senado, rodeada por las cuatro llamas sagradas:
  
    Vêtue de sa toge blanche de sénatrice, Dios Apotheps s'avança devant elle, puis, d'une voix claire et assurée malgré sa fatigue des derniers jours, clama devant tous la réponse du Sénat, entourée des quatre flammes sacrées :
+
«Emperatriz Xania, como dictan los valores de Fyros, los senadores han honrado nuestra civilización, han dado testimonio de nuestra disciplina y sus palabras han sido la verdad. En este momento, encarno la justicia para darle nuestra respuesta: se declara el Estado de Regencia y el Regente del Imperio será su hijo».
  
    ''« Impératrice Xania, comme l'exigent les valeurs fyros, les Sénateurs ont fait Honneur à notre civilisation, ils ont témoigné de notre Discipline et leurs mots ont été Vérité. En cet instant, j'incarne la Justice pour vous donner notre réponse : l'Etat de Régence est déclaré, et le Régent de l'Empire sera votre Fils. »''
+
Ante estas palabras, todos se arrodillaron ante Lykos mientras Dios Apotheps, Celiakos, Primer Ministro del Imperio, lo consagraba Regente:
  
    A ces mots, tous s'agenouillèrent devant Lykos tandis que Dios Apotheps, celiakos Prime de l'Empire, le sacrait Régent :
+
«¡Lykos, hijo del Justo, nieto del Elegido, Señor de la Guerra de Fyros e Imperial Celiakos, escucha mis palabras!. Yo, Dios Apotheps, Celiakos, Primer Ministro de la Corte Imperial, te consagro Regente del Imperio, por los poderes que me han sido conferidos hoy, ¡y en nombre del Imperio!»
  
    ''« Lykos, fils du Juste, petit-fils du Destiné, Maître de Guerre Fyros et celiakos Impérial, entends mes mots ! Moi, [[Dios Apotheps]], celiakos Prime de la Cour Impériale, je te sacre Régent de l'Empire, par les pouvoirs qui me sont conférés en ce jour, et ce, au nom de l'Empire ! »''
+
Fermidos gritos de “¡Lykos pyrekud!” surgieron de las filas de senadores arrodillados, secundados por los Patriotas que habían acudido a presenciar este extraordinario acontecimiento. Dexton seguía vivo en sus corazones, pero sus esperanzas ahora recaían en su Hijo.
  
    De fervents "Lykos pyrèkud !" fusèrent des rangs agenouillés des sénateurs, repris en chœur par les Patriotes venus assister à cet événement hors du commun. Dexton restait vivant dans leur cœur, mais leurs espoirs reposaient désormais sur son Fils.
+
La Regencia de Lykos había comenzado.
 
 
    La Régence de [[Lykos]] venait de débuter.</poem>
 
 
 
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:Extrait de l'ouvrage ''«Journées au Sénat, nuits aux bains, Pyr la Brûlante»''<br />
 
:Chapitre ''«La tête de la Régence»'', écrit par Icalus Detreus, en 2551 (JY).
 
 
 
 
 
 
 
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== Véase también ==
 
== Véase también ==
 
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*[[Las Revelaciones de Epus]]
 
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===Notas===
 
===Notas===
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{{last version link|Portal:Fyros/fyrk/Léxico}}
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{{Portal|Lore|Crónicas 2525 - 2562|Fyros}}
 
{{Portal|Lore|Crónicas 2525 - 2562|Fyros}}
 
<!--{{Agregar navegación aquí si hay alguna adecuada en Categoría:Plantillas de navegación}}-->
 
<!--{{Agregar navegación aquí si hay alguna adecuada en Categoría:Plantillas de navegación}}-->
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[[Categoría:Crónicas del Desierto Ardiente]]
 
[[Categoría:Crónicas del Desierto Ardiente]]
 
[[Categoría:Crónicas del Nuevo Comienzo]]
 
[[Categoría:Crónicas del Nuevo Comienzo]]
[[Categoría:La primavera cuando las carpas florecieron]]
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[[Categoría:Las lágrimas del emperador]]
 
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Revisión actual del 13:36 5 nov 2025


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Página propuesta a la Lore de Ryzom
Última edición: Zorroargh, 05.11.2025
de:Varinx im Hinterhalt es:Varinx emboscado fr:Varinx en embuscade
 
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¡Traducción que tiene que ser revisada!
¡No culpes a los contribuyentes, pero ayúdalos! 😎
Texto de referencia (Texto actualizado, utilizado como referencia) :
Notas :

On fyren i an sharük ansum es un fragmento de la obra «Días en el Senado, noches en los baños, Pyr l Ardiente»

Capítulo «El Jefe de la Regencia», escrito por Icalus Detreus, en 2551 (JY).

Murmullos surgieron en la Corte Imperial al entrar, ataviado con un sencillo hobenus negro. Los celiakos se volvieron hacia este fyros, cuya presencia emanaba una poderosa aura de fuerza, poder y respeto. Tras él se encontraba una homine de edad sharükos, apoyada en un bastón. Epus entró a su vez, asegurándose de cerrar las grandes puertas tras de sí; luego se acercó a la anciana homina y le ofreció el brazo con delicadeza, con genuino afecto en la mirada.

Contra todo pronóstico, la homina se arrodilló al paso de la anciana homina, y todos los celiakos de la Corte Imperial hicieron lo mismo. La Emperatriz Xania avanzó lentamente, con paso firme pero cojeante, entre los elegidos del Emperador Dexton. Ascendió los escalones, uno tras otro, despacio. Al llegar al estrado donde su esposo solía situarse cuando acudía al Senado, contempló durante largo rato los celiakos reunidos, y luego los vastos tapices bordados con el símbolo fyros, el fyren. Cerró los ojos un instante, los abrió y se dirigió a la asamblea de senadores de la Corte Imperial con un tono fortalecido por la edad, impregnado del poder de su posición.

«Senadores, patriotas y hermanos. Ninguna emperatriz tiene cabida aquí salvo en tiempos difíciles y desgracias. Por lo tanto, vengo ante vosotros, desnuda y sujeta al destino, para anunciar oficialmente lo que circula como una rata en nuestro palacio, un rumor insípido y aburrido».

Golpeó la plataforma con su bastón, y un leve retumbo resonó, pareciendo interminable en el silencio reinante.

«Dexton padece una enfermedad crónica que apenas le ofrece descanso. Su mente está turbada, su cuerpo el de un recién nacido. Ya no puede... gobernar el Imperio mientras esta enfermedad lo consume.»

Algunos celiakos desviaron la mirada un instante, otros gimieron.

«Yo, Xania, esposa de Dexton el Justo, Emperatriz del Imperio, soy incapaz de gobernar el Imperio, lo reconozco y lo confieso. No siento vergüenza ni decepción, pues es la verdad y siempre lo ha sido. No puedo seguir los pasos de Leanon, y Dexton no tiene ni hermana ni hermano.»

Hizo una pausa y miró al homín arrodillado que no se había levantado desde su entrada.

«Si el Senado acepta la Regencia, aceptará a Lykos, el futuro Sharükos, como su Regente. Estas son las sencillas palabras, las razones de mi visita en nombre de la Verdad. Celiakos, tienes el Imperio en tus manos, y sé que mis hermanos tomarán la decisión correcta.»

Asistido por Epus, la emperatriz Xania descendió del estrado en un silencio atónito, donde los senadores parecían estatuas, inmutables y congelados en el tiempo. Las puertas de la Corte Imperial se reabrieron y la anciana y encorvada emperatriz salió, seguida de su hijo, vestido de negro.

Las puertas del Senado se cerraron.

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«¡Que se cierren las puertas de la Corte Imperial!»

Un estruendo resonó en el Palacio. Los guardias aseguraron los cerrojos exteriores de la Corte Imperial. Nadie abandonaría la sala hasta que se tomara una decisión, aunque ello implicara ayunar tras agotar las escasas raciones de comida destinadas a tal fin.

||Encuentro con el nuevo senador Dios Apotheps|Dios Apotheps]], la elegida por el pueblo tras el envenenamiento del celikaos Axies, observó a los celiakos que formaban fila ante ella. Respiró hondo. Jamás habría imaginado verse de repente en el centro de la atención, y mucho menos por un asunto sometido a la decisión de los Eruditos del Imperio*. Y, sin embargo, todo se desarrollaría bajo su responsabilidad… Se encontró con la mirada de Abycus Zekops, que la apoyaba en silencio, pero también con la de algunos celiakos que se mostraban abiertamente hostiles.

«¡Enciendan las llamas! ¡Honor! ¡Justicia! ¡Disciplina!... »

Los guardias presentes encendieron, uno a uno, las pequeñas réplicas de las llamas de las Dunas Imperiales, símbolos tangibles de los Cuatro Pilares.

«...¡Verdad!»

La última llama se elevó en la esquina norte de la sala. Con o sin Regencia, los debates prometían ser feroces, incluso acalorados. Imaginó a una banda de carroñeros peleando por el cadáver de un Shalah, abandonado a los vientos del desierto. ¿Qué eran, sino aquellos que decidirían si Sharükos sería despojado de aquello por lo que siempre había vivido? Se recompuso. Hoy sería el día en que decidirían si el polluelo estaba listo para alzar el vuelo, por el bien del padre. Nada más.

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— ¡Esto es una locura, toda esta farsa es una locura! ¡Es imposible que Dexton muera, víctima de una enfermedad, lisiado, después de haber construido el Imperio tras la muerte de Leanon!

— ¡Bah! Leanon solo fue un hombre que tuvo la suerte de estar en el lugar y el momento adecuados, y cuyo único mérito fue no tener hijos…

— ¡Cómo te atreves a mancillar la memoria del Regente! ¡Tú, Matis!

Sentada, Dios Apotheps sintió que le venía un fuerte dolor de cabeza, mientras dos celiakos discutían y profanaban todo lo que decían. Llevaban dos días sin dormir, y la comida excesivamente grasosa le provocaba náuseas. No muy lejos de ella, Abycus Zekops parecía sumido en sus pensamientos. Algunos aún parecían aturdidos, conmocionados por las sombrías noticias; otros ya consideraban dimitir, incapaces de soportar la idea de derramar su sangre por otra regencia.

Cansada de todo, se levantó, sintiéndose mecer como una llama al viento. Los senadores arrodillados se pusieron de pie, y el silencio volvió a reinar en la Corte Imperial. La disciplina ya no era algo impuesto a los celiakos; era parte esencial de su ser.

«Hermanos,

sé lo ardua que es esta tarea, para algunos más que para otros. También sé lo difícil que es para vosotros ser liderados por el más joven de vosotros. No soy ciega, y créanme, algunos aquí habrían sido más merecedores que yo de presidir esta compleja y excepcional asamblea.»

Un silencio sepulcral se apoderó del salón. Todos los homíns presentes escuchaban con atención, desde el senador más anciano hasta el guardia más joven. La escena parecía irreal, aún más mientras escribía estas palabras en el pergamino. ¿De verdad sucedió así? ¿Me estaba jugando una mala pasada la memoria? En cualquier caso, continuó.

Nuestro Emperador, Dexton, no está muerto. No está muerto ni consumido. Tengamos esto presente. No se trata de despojar al Emperador de sus poderes, sino de darle al Imperio un líder idóneo, capaz y cualificado para rectificar la desafortunada situación actual. Sabemos, y ustedes lo saben a ciencia cierta, que los Matis no tienen intención de permanecer inactivos si se enteran de que Dexton está enfermo. Saben tan bien como yo lo que sería del Imperio si no tuviéramos a nadie que nos gobernara a todos en caso de guerra. La oración sería tan inútil…

Algunas personas se aclararon la garganta ruidosamente, pero nadie interrumpió el discurso del senador.

«Para muchos, Sharükos era, y sigue siendo, esa fuerza de la naturaleza, ese hombre de mirada penetrante que te atraviesa como si fueras una simple brizna de hierba seca al viento del desierto, capaz de arrancarte el corazón si así lo deseara. Fue este mismo hombre quien, tras mucha deliberación, nos nombró a todos aquí, a la Corte Imperial. Fue con él con quien compartimos pan, carne y vino, sin pensar en el macabro momento en que todo se derrumbaría sobre el Imperio. Fue también él quien, agonizante, sostuvo las riendas del Imperio, viendo cómo su cuerpo se consumía un poco más cada día, cómo su mente divagaba.

Hoy, el Dexton que siempre nos gobernó, nos castigó, nos protegió, nos amó, está atrapado en su propia mente y en un cuerpo frágil que ya no puede ser independiente. Ya no puede guiarnos. Quizás pueda, si encuentra el camino a la sanación. Y lo encontrará, hermanos míos, lo sé, ¡porque él es Sharükos!»

Destellos de esperanza aparecieron fugazmente en los ojos sin vida de algunos de los Celiakos.

«No podemos esperar a que el Destino decida, hermanos míos, pues necesitamos guía. La Emperatriz ha reconocido ante nosotros su mayor vergüenza y el motivo de su silencio. Como pocos aquí saben, el parto de Lykos no estuvo exento de riesgos para Xania, y desde entonces, solo puede caminar con bastón. ¿Qué clase de gente aceptaría a un hombre lisiado sin burlarse, sin mofarse? Xania lo sabe. Pero ella también sabe que Lykos es amado por los Patriotas, y que, en cualquier caso, está destinado a reinar, a tomar un hombre y a asegurar la continuidad del linaje de Cerakos II, ya sea ahora o mañana.

Mientras hablamos, el Pueblo ya sabe lo que se trama en el Palacio. Lykos y Xania insistieron en que los Patriotas lo supieran, para que no confundieran nuestra decisión final con una traición, pues la respuesta que demos debe ser la que debemos decidir: ¿Debe el Imperio quedar bajo la Regencia del Pájaro, o debemos continuar como hasta que el Imperio implosione?»

Las palabras quedaron suspendidas en el aire; el tiempo pareció detenerse de repente. Las palabras de la Verdad resonaron, y todos sintieron su aliento. Abycus Zekops alzó una mano huesuda, pidiendo permiso a Dios para hablar, permiso que Dios le concedió. Sus palabras fueron sencillas:

«Basta de charlas ociosas. Votemos; el Pueblo espera.»

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La Ceremonia de las Llamas... Un momento solemne y preludio de grandes cambios. Las cuatro llamas sagradas, que simbolizan los cuatro pilares del Imperio, se reunieron en un solo lugar: el Ágora. El Ágora donde, muy pronto, la Emperatriz, acompañada por el Príncipe Lykos, acudiría a escuchar la decisión de los Senadores, representados por Dios Apotheps, rodeados por estas cuatro llamas, durante la Ceremonia de la Revelación.

Verdad, Honor, Justicia, Disciplina. Los pilares, erguidos con orgullo a lo largo de las Dunas Imperiales, se unirían en el Ágora para trascender cada palabra pronunciada durante la Ceremonia.

Anunciada por el Pregonero, la Ceremonia de las Llamas comenzó oficialmente en la Puerta de Cerakos, donde aguardaban numerosos Patriotas y curiosos de toda condición. Lyan Cexius, un senador corpulento, pronunció un breve discurso antes de encabezar la procesión, seguido por el Portador de la Llama, Eucalaon Ilakus, y todos los homíns presentes.

Haciendo una pausa casi reverente ante cada llama, Lyan Cexius explicó su profundo significado, mientras Eucalaon Ilakus recogía cuidadosamente un fragmento y lo guardaba en su mektoub.

Mientras tanto, en el Ágora, los magistrados apostados ante la Llama de la Justicia prepararon los tres hogares destinados a recibir estas llamas sagradas, alineándolos frente a la gran plataforma, y ​​luego tomaron sus posiciones. Fue en ese preciso instante cuando el Portador de la Llama, el Senador y los homínidos llegaron al Ágora. La Emperatriz podía estar orgullosa; su coordinación había sido perfecta.

¡Disciplina! ¡Honor! ¡Verdad! Uno a uno, cada pequeño hogar ardió con una de las llamas sagradas que crepitaban y ondulaban con el viento, otorgando al lugar una dimensión simbólica sin parangón. Acercándose al hogar de la Llama de la Justicia, Eucalaon Ilakus arrojó con confianza sus espadas portadoras de la Llama.

Todo estaba listo para la Ceremonia de la Revelación.

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Fue un acontecimiento sin precedentes. Toda la Corte Imperial, encabezada por Dios Apotheps y Abycus Zekops, se reunió en la plataforma del Ágora de Pyr para la ceremonia de Revelación, bajo el estandarte de los valores de Fyros, simbolizado por las cuatro llamas sagradas (On fyren i an sharük ansum). Fue un espectáculo profundamente conmovedor, pues, que se supiera, era la primera aparición de la emperatriz Xania, esposa de Dexton. Ella, quien, desde que la vida la había debilitado, había optado por vivir en reclusión para no deshonrar al Emperador con su debilidad física. Ella, quien, precisamente por esta razón, nunca podría gobernar, pero cuya integridad y magnanimidad siempre habían permanecido intactas. Xania, la emperatriz, quien ese día finalmente se presentó ante su pueblo para devolverles la esperanza en el futuro, y quien había venido a escuchar los resultados de la votación de los senadores. El decreto del Estado de Regencia, encabezado por el príncipe Lykos. Esta era la exigencia de Xania, esta era su esperanza para el Imperio.

El príncipe Lykos, ante los senadores y su pueblo, aguardó pacientemente a que se dijera la Verdad. Sus facciones, curtidas por la larga vigilia junto al lecho de su padre, contrastaban marcadamente con la determinación de sus ojos. Dexton seguía siendo el emperador, pero si el Senado así lo había decidido, se sentía preparado para convertirse en regente del Imperio. Se sentía preparado para liderar ese Imperio que algún día sería suyo.

Un gesto de la emperatriz acalló los murmullos entre la multitud congregada en el Ágora.

«Dilo, Celiakos. Te escucho con toda mi atención.»

Vestida con su toga blanca de senadora, Dios Apotheps dio un paso al frente y, con voz clara y firme a pesar de su reciente fatiga, proclamó ante todos la respuesta del Senado, rodeada por las cuatro llamas sagradas:

«Emperatriz Xania, como dictan los valores de Fyros, los senadores han honrado nuestra civilización, han dado testimonio de nuestra disciplina y sus palabras han sido la verdad. En este momento, encarno la justicia para darle nuestra respuesta: se declara el Estado de Regencia y el Regente del Imperio será su hijo».

Ante estas palabras, todos se arrodillaron ante Lykos mientras Dios Apotheps, Celiakos, Primer Ministro del Imperio, lo consagraba Regente:

«¡Lykos, hijo del Justo, nieto del Elegido, Señor de la Guerra de Fyros e Imperial Celiakos, escucha mis palabras!. Yo, Dios Apotheps, Celiakos, Primer Ministro de la Corte Imperial, te consagro Regente del Imperio, por los poderes que me han sido conferidos hoy, ¡y en nombre del Imperio!»

Fermidos gritos de “¡Lykos pyrekud!” surgieron de las filas de senadores arrodillados, secundados por los Patriotas que habían acudido a presenciar este extraordinario acontecimiento. Dexton seguía vivo en sus corazones, pero sus esperanzas ahora recaían en su Hijo.

La Regencia de Lykos había comenzado.

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Véase también

Notas




Última versión 2025-11-05•


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