Fueron los mineros Fyros quiénes, en su interminable búsqueda por Fyrak[1], se encontraron por primera vez con un nido Kitin en las Primeras Raíces y desencadenaron la destrucción del Imperio y la devastación de cada una de las civilizaciones homins. Desde entonces, ellos albergan un sentimiento de responsabilidad moral que se manifiesta en los Fyros orgullosos como una sed de venganza.
El Kitin es considerado como el gran juego final y los verdaderos Fyros de nacimiento pondrán a prueba sus habilidades combativas y su coraje durante la caza! En realidad, incluso antes del llamado a la Guerra, el emperador Fyros, Dexton, fue capaz de construirse una reputación como un formidable Kitin asesino y así ganar credibilidad para reunir y comandar a su primer batallón Fyros.
En concordancia con su conducción por el conocimiento, los Fyros han estado tratando de explicar el misterio del enjambre Kitin. Es una creencia muy extendida que los Kitins nacieron del dragón para mantener controladas a las poblaciones homin. Los Fyros, entonces, no sólo persiguen a los Kitins a propósito por el deporte y para mantener a sus poblaciones en bajos niveles, pero también para averiguar en qué están metidos.
Los Kitins del desierto tienen un caparazón exterior rojo. Como un desafío a los programas de control de Kitins de los Fyros, la población Kitin es relativamente alta en el Desierto Ardiente.
La región más segura en el Desierto Ardiente es naturalmente las Dunas Imperiales, donde está situada Pyr y que fue la primera región en ser asegurada. El único Kitin encontrado ahí es el kipee, inofensivo si no se le molesta y útil por su armazón una vez cazado. El Oasis de Oflovak es el hogar del kipee y del kizoar, un un Kitin volador carroñero. Las Torres de Frahar y las Minas de Serrín albergan al kipee, al kizoar así también como al kincher, un cazador Kitin, y la kipesta, un explorador Kitin alado.
En las regiones más peligrosas el viajero experimentado debe tener cuidado de los Kitins anteriormente citados y del recolector kiban, así también como de la kirosta, un formidable soldado Kitin, y de la kipucka, un Kitin migrante cuyo gran abdomen le permite llevar recursos y larvas a un nuevo territorio.