Fábula de Dresles el Narrador, palabras transcritas una tarde de invierno 2523:
““¡Homins, jóvenes y mayores, acérquense, acérquense, no los devoraré!” Mi nombre es Dresles el Narrador. Soy el narrador de Matis que ya ha alegrado más de una velada en la corte del mismísimo rey Yrkanis I, y antes que él en la del rey Yasson. ¡Acércate para que pueda verte en la luz de esta pequeña lamparilla! ¡Ahí... ahí tienes!
En un vasto bosque vivía un leñador Matis, su corazón alejado de toda agitación humana. Era un experto en todo lo relacionado con la carpintería y sabía cómo hacer que sus creaciones estuvieran más vivas que la vida. Para ello dispuso de su propio método, inmutable y que trascendió a través de los tiempos desde, según la leyenda, el Gran Verde.En el otro extremo de Atys, en Pyr, vivía una rica fyros, hija de un comerciante. Su padre quería que ella se casara con el hijo de su colega para ampliar el negocio familiar. Pero el joven homin no le interesaba y ella suspiró. Suspiró tanto que su padre, cansado de oírla, le pidió que fuera a firmar un contrato en los Lagos con un comerciante Matis. Lo cual hizo con sincero entusiasmo. Mientras que, si hubiera tenido la suerte de nacer matis, una sirvienta le habría preparado los baños, los vestidos y la ropa variada, ella se contentaba con hacer ella misma una maleta, sobria, con lo más básico: los dappers. Luego se dirigió hacia el destino que la esperaba con los brazos abiertos, sin conocerlo, claro. Una vez lista, fue a la oficina de su padre quien la besó y le deseó buena suerte, antes de entregarle un pequeño cristal kami. Ella le sonrió antes de romper el cristal y dejarse llevar por los remolinos de la teletransportación.
Llegó al altar kami en Fairhaven y, sorprendida por el brillo diferente al de la oficina de su padre, vaciló y cerró los ojos por un momento. Los centinelas Kamis, estos demonios, la miraron con una mirada extraña. ¿Se estaban burlando de la desafortunada mujer? Nadie puede decirlo, porque sólo los enmascarados azules saben realmente cómo comunicarse con estos extraños seres, enemigos de los Karavan y de nuestra madre Jena. Levantó la cabeza y pisó por primera vez el suelo de Aeden Aqueous, el país de nuestros amigos los Trykers, quienes nos prestaron muchos servicios en el pasado, incluso si les dejamos pocas opciones...
Absorta por su descubrimiento, nuestra pequeña fyrette de corazón inexpugnable no vio pasar el tiempo, y casi llegó tarde al encuentro en país neutral con este joven comerciante Matis; matis, a quien consideraba fea y tan estrecha de miras como sus compañeros. A los fyros sólo les gustaba que estuviéramos en llamas, ¿sabes? Los salvajes... En fin... Volvamos a nuestra historia. Estaba en juego un trato por especias a cambio de madera de matis elaborada por expertos, y ella sabía cuánto tiempo había pasado su padre buscando un comerciante que estuviera interesado e interesante. Ella absolutamente no quería decepcionarlo, oh no...
Al llegar al punto de encuentro, se dio cuenta de que había llegado temprano. ¡No importa, se dijo a sí misma! Aprovechó la oportunidad para echar un vistazo a la zona de joyerías de Frogmore Place en Fairhaven. Mientras miraba críticamente un amuleto, de origen Zorai según el comerciante, se dio cuenta de que realmente iba a llegar tarde. Se peinó los mechones rebeldes y se arregló el vestido de terciopelo rojo antes de dirigirse a la reunión. Pensó que estaría tratando con algún comerciante matis corrupto, con un nombre que no podía pronunciar y un rostro más pálido que el de un cadáver. No podía imaginar lo que el destino le tenía reservado...
La cálida voz de los matis la sorprendió cuando recién llegaba al lugar de encuentro. Al principio, sólo vio cinco mektoubs, incluido uno montado y otro visiblemente herido. Entonces un joven matis que debía tener su edad, si no más joven que ella, se deslizó entre dos de los mektoubs y avanzó hacia ella con paso ligero, con una cálida sonrisa en los labios. Ella quedó impresionada por su belleza, inusual entre las de su país, por su perfecto fyros sin acento desagradable y por su mirada tan cálida, muy alejada de la habitual mirada condescendiente que los matis suelen darle a los fyros. Ah eso, eso indignó a más de uno, jejeje… Su sutil perfume embalsamó el aire, conquistando finalmente a la joven Fyros. ¡Este comerciante no se parecía a los sanguinarios esclavistas Matis descritos en los cuentos y leyendas de su pueblo! Por su parte, el Matis quedó impactado por la belleza de la joven homina y se enamoró de ella. Dicen que el flechazo existe, estos dos lo vivieron...
El matrimonio se celebró primero según las costumbres de Matis y luego al estilo de Fyros. Y vivieron felices a pesar de sus diferentes orígenes.
¿Y el leñador Matis, me preguntas? ¿Qué está haciendo en esta historia? Bueno, es simple... Si no hubiera tenido su propio método y hubiera seguido siendo un homín desconocido, nuestro comerciante nunca le habría comprado sus creaciones y este cuento no habría existido.
La moraleja de esta historia, antes de que todos regresen a sus hogares o vayan a coquetear con la persona que aman, es que no debemos olvidar que cada homin tiene un papel que desempeñar en la gran red de nuestra Historia, y que cada uno de ustedes Puedes desviar la Historia de su curso con la más mínima de tus acciones. Esto es lo que nuestro buen rey Yrkanis, hijo del rey Yasson, llama el efecto mariposa[2].
Ahora me retiro, esperando que les haya gustado esta historia, jejeje…”— Comentarios recogidos por Sinio Merioli, en Dresles le Conteur, hacia 2523 (JY).